lunes, 26 de agosto de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (1)

A ti, Feoh, que inicias el Futhark
con los mejores augurios,
dando fortuna y fertilidad constantes,
incremento de las propiedades
y éxito en todas las empresas
sin escatimar tu desprendimiento,
confiado te invoco en esta hora,
cuando necesito enderezar mi suerte
para los grandes proyectos que se avecinan
y en los que ya me encuentro involucrado
por voluntad de los dioses.

Tú que adivinas los secretos
del Cielo y de la Tierra,
igual que los ocultos poderes
que rigen desde la galaxia más remota
hasta mis íntimos dolores personales,
puedes aumentar, si lo deseas,
el corto alcance de mis capacidades
y depararme el triunfo necesario
en la lucha por la supervivencia.

Bien sé que puedes lograrlo,
oh tú, protectora de las cosechas
e inspiradora de los ritos primaverales.

Te invoco también para fortalecer
mis ya despiertas cualidades síquicas,
proyectar mi fuerza sobre las personas
y atraer las influencias provechosas
del Sol, los planetas y la Luna.

Ellos sabrán derramar sobre mi vida
el amor, el dinero y la salud
que pretendo, deseo y necesito
como forma de llevar con elegancia
la parte del drama universal
que por justicia me afecta y me compete.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas. 
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.