sábado, 29 de junio de 2013

Del libro "Abecedario poético"


M

Manifiestas, amiga, muchas cosas
y bautizas lugares como México,
Montreal, Maracaibo y Mar del Plata,
Macedonia, Melbourne y Melanesia;
también personajes legendarios,
movimientos, aventuras y desgracias.

Signo gramatical y acción externa
cuando inicias la palabra que te nombra,
expresando lo plástico y local.
En cambio, si al final te encuentras
con grafías extranjeras muy exóticas,
te vuelves colectiva y general.

En ti cabe el Mundo y cabe Marte,
que juntos con Mercurio se desplazan
como granos de arena en el espacio;
se acomodan igualmente muchas megas
de galaxias, ciclos, monumentos,
y hasta padeces delirios de grandeza
como esos exponentes de la mediocridad.

Además de macrobiana eres modesta
cuando cumples tus deberes cabalmente
(como pienso que lo hacía Matusalén),
ofreciendo de mamar a los humanos
la leche del amor y del olvido.

Está en ti el universo aunque le niegues
tu forma sugerente y majestuosa,
porque puedes mandarlo al ostracismo
como a burdo presidiario o tiranuelo
que se ha negado a gobernar en paz.

No temes a la muerte ni maldices
aunque inicias la palabra maldición,
que succiona las médulas ya secas
de asesinos, malandrines y ladrones.

Al decirte hasta luego te sugiero
recordar a la nativa de Magdala,
que con amor y erotismo deliciosos
apaciguó las pasiones del Mesías,
mientras éste predicaba en el desierto
parábolas que el viento se llevó.