viernes, 5 de octubre de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















LA ÚLTIMA NOCHE

Una de esas noches tormentosas,
en las cuales aparecen los relámpagos,
caen rayos y se escuchan truenos,
llegó hasta mi ventana, y deslucida
rompió el vidrio con sus flacos dedos,
mientras me decía:
“Te abrazaré, porque quiero que seas mío
en la noche interminable de los tiempos”.

Asentí, con la esperanza
de juntar mi cuerpo con su cuerpo helado.
“Gracias”, dijo, y extendió sus brazos
buscando el contacto prometido.
Fue un abrazo delirante y frío,
más frío que la noche tormentosa.

“Dame tu calor”, le dije,
“como lo hacen los amantes que conozco
y lo cuenta la historia en sus escritos.
Quiero volar, ver los astros y la luna,
escalar cumbres y mirar el mar.

“Imposible”, respondió.
“No alentaré tu corazón, aunque te amo.
Mejor, busca quién prosiga este poema,
porque vas a descansar eternamente
sin que puedas escribir de nuevo.

Le di las gracias y entorné los ojos
mientras Ella exploraba el firmamento
en su loca carrera sobre el mar.
Y para siempre me quedé dormido.