jueves, 26 de abril de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















Doce horas el sol sobre nosotros,
escondido o quemando nuestra testa,
lo mismo que los valles y los ríos,
los mares y las cordilleras.

Doce horas la noche, soberana,
dando fondo a la luna y las estrellas,
cuando no, demostrando su iracundia
con rayos cegadores y tormentas.

Doce más doce veinticuatro
para un día completo, de alegrías,
o penas que nos matan poco a poco
con sus garfios de carnicería.

Entre horas, el tiempo, inexorable,
nos brinda o nos roba la esperanza
de un mañana feliz y más seguro,
donde poder recuperar la fuerza
que la vida nos pone en su balanza.

En esos lapsos escribo mis poemas,
que hablan de todo sin temor alguno:
los instantes de asombro, los amores,
los besos, las ausencias, las desgracias,
el crimen, la injusticia, la tristeza,
en un intento de alcanzar la cumbre
donde habitan los dioses y es su cuna.

domingo, 15 de abril de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















POEMA EN EL PUERTO

Despierta el día, y en su trajín atentos,
los estibadores se ganan, paso a paso,
el pan nutriente y la bebida fresca;
también las grúas de monstruosos fierros
hacen su oficio, cotidiano y duro.

Los grandes buques, anclados en el muelle,
reciben los marinos que regresan
de sus juergas y noches pasionales,
mientras silban tonadas amorosas
que son los restos de cuerpos apagados.

Graznan las gaviotas sobre los cardúmenes
en su vuelo de confiados arabescos;
el sol avanza, amarillento y firme,
dando a la playa sus puñales fieros.

Parten los buques hacia el ancho mar,
con ritmo suave, hasta salir de puerto;
miro la escena y apetezco el viaje
en mi chalupa, donde a veces duermo.

Llevo un canto escondido en mi cabás,
para darle sabor a mis recuerdos
en otras tierras, lejanas y tardías,
donde puedo tener los pensamientos
que dan fuerza a mi carácter marinero.

Vuelvo la espalda y me dirijo a casa,
donde atrapo el poema presentido;
busco la hamaca de cordeles finos,
me tiendo en ella y, sin temor, atisbo
cómo brotan la vida y la alegría
con cada verso que en papel escribo.

lunes, 9 de abril de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















SENCILLA ASPIRACIÓN

No fue la pipeta de gas de la estufa,
el grifo del agua, los medidores
ni los breakers de energía
los que se dañaron.
Tampoco, la llave de paso
que permite el control domiciliario.
Mucho menos, la conexión a internet,
la línea telefónica, el piso de la casa,
el marco de una ventana, las puertas,
la lavadora, la nevera o el computador.
Son mis llaves interiores las desajustadas:
no cierran, no abren, y estoy descompensado.

Conozco los asuntos del aire y del mar
por mis antiguas profesiones,
igual que la odontología,
pero mi corazón, inquieto, no quiere trabajar:
se atrasa, se acelera, trata de pararse,
con siniestras intenciones.

El hígado lo tengo endurecido;
el páncreas, atrofiado.
Los riñones sufren las secuelas
de mis otros males.
Las articulaciones, ni se diga,
lo mismo que la vista y la audición.

¿De qué me sirve entonces
que las empresas de servicios públicos
mantengan todo en orden?...
Sólo aspiro a saciar eficazmente
esta sed de vida que me agobia
los días, los meses y los años.