sábado, 22 de diciembre de 2012

Del libro "Patente de corso"



YO, ESPARTACO

Dicen los historiadores que en el año 113
antes de llegar el Redentor Occidental,
vine al mundo en una región de Tracia
dominada en aquel tiempo por el Imperio Romano.

Al negarme a servir en las tropas invasoras
fui reducido a esclavitud,
enviándome a las canteras para trabajos forzados.
Comprado por alguien, traficante en prisioneros
para la escuela de gladiadores en Capua,
pude escapar ileso gracias a mi fortaleza,
mi penetrante inteligencia y mesurado juicio.

Iniciada la rebelión, bajo mis órdenes
fue derrotado Clodio Glabro el pretor
en la llamada Tercera Guerra Servil,
conocida como Guerra de los Esclavos
o simple Guerra de los Gladiadores,
en la Batalla del Vesubio.

A la victoria encimamos
la derrota del pretor Varinio,
con sus lictores y caballo,
obligándolo a escapar como un bandido,
a marchas forzadas, sin partidarios y a pie.

Tomamos varias ciudades por las armas
mientras me afanaba en preparar un ejército
de 70 mil hombres dispuestos y aguerridos,
que llegaron a sumar más de 100 mil,
para enfrentar las legiones imperiales.

Combatimos contra Léntulo Clodiano
y Lucio Gelio
evadiendo sus emboscadas,
o tendiéndoselas.
Jamás olvidaré tan azarosos encuentros
bajo el auspicio de victorias decisivas.

Observando que no éramos vencibles,
los romanos reunieron,
a las órdenes del cónsul Craso Longino,
todas sus fuerzas disponibles
para el encuentro definitivo
en las llanuras del Po.
Pero igual que en ocasiones anteriores,
mordieron el polvo y bebieron su desgracia.

En Apulia libré el último combate
después de sacrificar mi caballo
para igualarme con mis subalternos.
¡Ay de mí cuando imaginé que el enemigo
me daría los necesarios tras su inminente derrota,
o que al contrario, no tendría necesidad de ellos!

No sin antes conquistar mayores triunfos,
fui traicionado por piratas sicilianos
que me entregaron con el grueso de mis tropas
a la barbarie de mis perseguidores.
¡Oh soberbia! ¡Oh infortunio!
¡Oh vanidad de mis últimos momentos,
llevada hasta los bordes de la irracionalidad!

Herido y de rodillas en el instante supremo
caí con 60 mil de mis hombres
sobre la hierba roja.
Los que lograron sobrevivir y no escaparon
fueron crucificados al borde de la Vía Appia
entre Capua y Roma para escarmiento de todos,
como lección de dominio
y advertencia de los vencedores
a las futuras generaciones.

El noble Craso capturó a Varinia
con nuestra descendencia de meses,
liberándola después en compañía del niño
y enviándola secretamente hacia su tierra natal,
protegida por un manto de riquezas materiales.

Hoy mi espíritu regresa ordenando a los vencidos
no doblegar la frente en sus luchas libertarias
ni claudicar ungiendo poderes imperiales.
Mientras Varinia duerme su sueño interminable
y callados reposan mis ínclitos guerreros
bajo la tierra parda que aplaudió sus hazañas,
seguiré dando un ejemplo sobre el pesado mundo
que impenitente sueña fundir la oscuridad.

Del libro "Patente de corso"



SENCILLA INVITACIÓN

Te invito a caminar conmigo
por aquellos senderos polvorientos
que no llevan a ninguna parte…
o quizás a todas partes.

Te invito a caminar conmigo
por los campos de fértiles llanuras,
donde los pobres recogen sus cosechas
y el ganado pasta perezosamente.

Te invito a caminar conmigo
por las cumbres nevadas y volcánicas
donde águilas y cóndores
alimentan sus pichones siempre hambrientos.

Te invito a caminar conmigo
por las vertientes abruptas donde el agua
se precipita con afán suicida
en busca del mar, desconocido aún.

Te invito a caminar conmigo
por las estrechas y rudas carreteras
que parecen serpientes huidizas
en rincones silenciosos y escondidos.

Te invito a caminar conmigo
por las amplias y modernas autopistas,
simulacro de rutas sin retorno,
que van a sitios extrañamente bellos
o a sórdidas ciudades industriales
donde todo se fabrica en serie.

Te invito a penetrar conmigo
la superficie secreta de la tierra
donde ocultan los gnomos sus tesoros
como agiotistas de algún país en sombras.

Te invito a navegar conmigo
por los mares de la fantasía
en mi barco cargado de imaginación,
sobre las aguas turbulentas o tranquilas
que soportan el sol del mediodía.

Te invito a dialogar conmigo
en las noches de luna y estrelladas,
cuando no entre rayos y huracanes,
para enseñarte el valor de lo imposible
y el brillo de los peces en la oscuridad.

Te invito a remontar el vuelo
en mi nave de proyectos siderales,
más allá de la atmósfera terrestre
donde no puedan el dolor y la fatiga
quebrantar nuestros sueños libertarios.

Te invito a rechazar la guerra
que alimenta sin tregua y con sevicia
la contradicha condición humana.

Te invito, mi amor, no dudes tanto,
pues la duda es un monstruo que devora
nuestros anhelos y luchas ancestrales,
sin que hallemos manera de frenarlo.

Ven pronto entonces y bebamos
en la copa repleta de la vida,
sobre esta tierra y estas aguas encantadas,
antes de que llegue la parca vengativa
a borrarnos de su lista definitivamente.

Del libro "El panteón incompleto"



LOPE DE AGUIRRE

¡Nunca la ultrajaréis! gritó el caudillo
y Elvira sintió sobre sus hombros
la mano encallecida de su padre.

Violento y rufianesco, rebelde sin causa,
finalmente nimbado de grandeza,
Lope adivinó en aquella hora
la oscura realidad de su derrota.

Pocos saben de honor y de pureza,
pensó el aventurero,
casi nadie de un acto por amor.

Esgrimió su puñal
y rodeando el cuerpo de la joven
lo hundió por la espalda muchas veces
como perdido en afiebrado sueño.

¡El diablo os ha tendido una celada!
gimió ella doblegándose.

¡No podrán ultrajaros, no podrán!
bramó Aguirre compungido
frente al rostro de la víctima,
sin soltar el puñal ensangrentado.

Del libro "El panteón incompleto"



ANAYANSI

Tu danza nativa y el cuidado de la casa
hicieron más por el recio navegante
que toda la corte de España, reunida.

Tu voz dulce, cargada de nostalgia,
arrulló los sueños del conquistador
que quiso buscar,
más allá de las tierras descubiertas,
la quimera azulosa de otros mares.

Ni Leoncico fue tan fiel con su Señor.

Por esas y otras cosas ignoradas,
es más querido tu nombre
que muchos inscritos sobre el dorso
del inmenso Mar del Sur.

Si alguno permanece entre los pocos
que pueden luchar contra el olvido,
es el tuyo, Anayansi de Balboa.

Del libro "El panteón incompleto"



MALINCHE

Noble y esclava según fueran los astros,
propicios o verdugos sobre el confín azteca.

Amó al conquistador, pero al final de todo
la garra inquisidora la sorprendió en el fruto
de su sangre aborigen mezclada con la ibérica.

La fe de sus ancestros se diluyó en la sombra
tras marchitar los párpados del cauto Moctezuma.
La tierra, vasta y roja,
pudrió voraz el tronco de su real estirpe.

Son ecos de aquel drama la vieja enciclopedia,
de pronto algún poeta y el terco historiador.

Del libro "El panteón incompleto"



GEORGE SAND

Descubrirla fue degustar su esplendor
y la inmensa ternura de su genio.
Dijo Flaubert que sería recordada
como gloria singular
en el futuro de Francia.

Una justa visión sobre la vida
enmarcó sus amores con Musset
y Federico Chopin.

Practicó sentimientos de amistad
con diferentes artistas de la época,
y habló de lo fugaz del tiempo
con pasión tan desmedida
que capturó a Dumas en las redes
de su eterno comienzo del vivir.

Antepuso a la pasión política
una fuerte pasión por las ideas.
Sensible y espontánea,
llegó a sostener públicamente
que la poca instrucción de la mujer
era el más violento crimen
que los hombres cometían contra ella.

Demostró con toda intensidad
vivir sus obras antes de plasmarlas;
tildó de asesino a su adorable Alfredo
sin ocultar el ansia que sentía
por compañeros más jóvenes.

Invadió territorios masculinos
envuelta en humaredas de cigarro,
y luciendo atrevidas vestimentas
exacerbó los ánimos de entonces.

Lo más interesante, sin embargo,
fueron sus tantos deliciosos libros,
sobre los cuales la crítica europea
sostuvo sin ambages
que nunca una escritora había logrado
disección más refinada del corazón humano.

Del libro "El panteón incompleto"



OSCAR WILDE

Ruiseñor que ambicionó la gloria,
siendo cubierto por el lodo
del más flematizado Imperio.

Maestro de la estética
golpeado por el prosaísmo
en los salones de alta sociedad
cuando quiso vivir en una eterna
actitud conquistadora,
como si aquella nación cosmopolita
hubiese mirado alguna vez
con justicia sus colonias irlandesas.

Ave de vuelo refinado
en el cielo de la imaginación,
que bajó con brillantes terciopelos
y solapas de frescos girasoles
al predio de las pasiones humanas.

Hombre de aguda inteligencia,
despreció cualquier trabajo horrible
para ganarse el pan,
creyendo que el éxito era fácil
con sólo dar comida a cierta gente
o ser piedra de un escándalo mayúsculo.

Triste y derrotado lo vio Francia
en sus últimos momentos,
carente de las cosas más amadas.

Como una paradoja venturosa,
surgida del destierro y de la muerte,
comenzó su ascensión por el atajo
que conduce a los pocos elegidos
al vacuo paraíso de la posteridad.

Del libro "El panteón incompleto"



TOLSTOI

Fruto de conde y princesa,
vivió continuamente
entre La Guerra y la Paz
por la dulce inclinación hacia su tía,
su sierva concubina, y en términos finales
su malgeniada esposa,
quien tuvo el valor de transcribir
siete largas veces aquel libro colosal,
como testimonio de respeto
por su gran capacidad de creación.

¡Pero ni eso la salvo de la autocracia!

Fue una celebridad viviente:
De los rincones más apartados de Rusia,
sin contar los demás del continente,
llegaban centenares buscando su palabra
y atraídos por su porte legendario.

La acidez matrimonial no fue un obstáculo
para engendrar tan numerosos hijos,
y por último,
vistiendo lo mismo que sus siervos,
morir de pulmonía en la región de Astápovo
cuando era más patente su vocación de asceta.