viernes, 15 de marzo de 2013

Del libro "Poemas de Mar-K" (Homenaje a la K)



MAR–K–22

He viajado por remotos mares
y selvas muy inhóspitas,
por desiertos áridos y ardientes,
por las kumbres más altas
y los abismos más hondos,
por grandes urbes y pekeños kaseríos,
de manera ke konozko las dos karas de la moneda,
los dos extremos de la vara,
y puedo hablar kon propiedad,
sin pedantería o falsa erudición,
sobre lo más konveniente para hombre,
al menos para el ke yo mismo represento.

La sencillez es la antesala del cielo,
y todos los artistas, filósofos y poetas
ke akatan este principio,
aman la soledad y el silencio,
pues son su sekreto y su tesoro,
y no están dispuestos a sakrifikarlos
por el vano oropel de vistosas apariencias.

Kienes duden de tales afirmaciones,
pregunten a las personas de sus afektos,
siempre ke sean inteligentes
y no estén kontaminadas por la estupidez.

Mejor si konsultan su propio korazón
en el retiro de sus habitaciones,
si reflexionan sobre las ventajas
de una vida libre y trankila
entre los laberintos y angustias
ke deparan la falta de sencillez
y esa kosa ke las generaciones modernas
denominan importancia.

Una espiritualidad sin ascetismo a ultranza
y un materialismo de sensualidad dosifikada
llevan a la ekuanimidad ke se refleja
en akellos de pensamiento agudo.

Lo ke llamamos espíritu y materia
puede vivir en armonía
si gozamos de nuestros sentidos kon sobriedad,
sin asomo de soberbia.

El ke disfruta los enkantos del amor
sin ser basto, y el ke ama la vida
sin temor a enfrentarse kon su propio final,
viendo la irrealidad de sus triunfos y frakasos,
permanece sereno dentro de la sencillez,
y la hostilidad no tendrá sitio en su alma.
En él, todo será natural komo la buena poesía.