jueves, 10 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



SOMBRERÓN

¡Si te alcanzo te lo pongo!,
le grito a los borrachos caminantes
para infundirles pánico,
y persigo a jovencitos fumadores
porque me agrada disfrutar sus vicios.

Mi sombrero, inmensamente grande,
me cubre por completo hasta los pies,
pero insinúo mi negra vestimenta
y mi porte imperturbable y misterioso.

Rechazo formular preguntas
y sólo aspiro a caminar tranquilo,
silencioso como la misma noche,
ignorando aquellos cuyas vidas sean
difusos signos de interrogación.

Me ven como jinete porque soy
bastante aficionado a los caballos,
en compañía de mis perros negros,
apresados con dos gruesas cadenas,
rebumbiosas y oxidadas a la vez.

Prefiero también las noches negras,
cuando salgo con mi ruana negra
y mi sombrero todavía más negro.
Viajo en condiciones afrentosas
por cerros de Antioquia y Viejo Caldas,
sin contar otras regiones del país,
asustando y siguiendo jovencitos
que fuman cigarrillos y algo más.