UN
PROSTÍBULO RESPETUOSO Y GAY
Tranquilo
como un zopenco
vivo
en un prostíbulo respetuoso y gay.
Lejos
quedaron mis aventuras marinas
con
redes, arpones, anzuelos y sedales,
despintados
barcos y gigantes olas
que
fueron las delicias de mi temeridad,
recuerdos
que canto tarde a tarde
desde
mi cuarto acogedor y tibio.
Allí
llegan mis jóvenes amigas,
bellas
chicas modernas,
frescas
como un durazno,
con
su sonrisa al viento y caminar de nube,
para
saludarme y conversar conmigo
acerca
de sus sueños, triunfos y fracasos.
Amante
y comprensivo las escucho
largas
horas, con la mirada fija
en
sus rostros teñidos de amapola
y
sus pechos saltando presurosos
como
liebres al borde del abismo
en
las sedientas colinas de mis ojos.
Con
esperanzas presentes y futuras
rueda
mi vida suave y generosa
por
la flor que hallé sin proponerme
una
noche en el Teatro Libre
de
esta ciudad caótica y violenta,
que
no habrá de parar en su desgracia
aunque
pasen los años y los siglos
por
sus casas y calles derruidas.
Ella
es mi aliento, mi ternura en guerra,
mi
son, mi ritmo, mi sublime orquesta,
arma
de doble filo, mi parafilia entera
a
quien adoro con fuerza desmedida,
superior
al amor que le reclamo.
En
tal prostíbulo, respetuoso y gay,
leo
las Runas y líneas de la mano
para
consuelo y goce de los tristes
que
viajan con su fardo solitarios,
atrapados
por las fauces del destino.
En
él paso los días rumiando paradojas
y
el boato de pobreza que propician
los
lugares llamados marginales.
Pienso,
escribo y canto sobre todo
lo
escabroso y sublime que gobierna
en
los campos del sexo y del espíritu,
con
grande amor y libertad completa.
Algunas
noches bebo moderadamente
junto
a los chispos y alegres parroquianos
que
buscan solazarse con dulce compañía
en
un lugar seguro y ajeno a la tragedia.
Cavilo,
gozo y pienso, y hasta mi risa llora
pensando
en las miserias y dichas de la vida,
ya
que en tal prostíbulo, respetuoso y gay,
las
horas se deslizan como un inmenso río
que
viaja sin premura por la llanura extensa.
Y
yo soy ese río que corre inexorable
con
su caudal de versos, en dirección al mar.