DON
JOSÉ ISAZA
Betunados
zapatos de charol,
un
espejo nocturno su corbata,
saco
a la medida bien planchado,
igual
que camisa y pantalón.
Ejemplo
de templanza y disciplina,
me
honró con su verbo sosegado.
Menos
festivo tal vez que don Alfonso,
siempre
amable, sencillo y educado,
guía
insuperable en las asignaturas
que
dictó con voluntad kantiana.
Vigilante
y atento en los recreos,
colega,
consejero, buen ejemplo
de
cualidades hoy desconocidas.
Reconocimiento
y gratitud perpetuos
para
este profesor que tanto quise,
por
infundirme valores y otras cosas
necesarias
en mi lucha intermitente,
como
escudo contra el desaliento.
Buen
viaje don José, maestro amigo;
hoy
como nunca lo recuerdo atento
en
ese devenir, por mi dolor, eterno.
Su
alumno trashumante le desea
un
sendero de bordes metafísicos,
donde
reinan las causas inefables
no
comprendidas por poetas legos.