miércoles, 1 de enero de 2014

Del libro "Poemas de un esquizofrénico"



VIGESIMOCTAVO YO

Hermana de Apolo el sanador,
cuando aparecí en el mundo
exigí los aperos de “Diana Cazadora”.

Después de juveniles aventuras,
cargada de mi arco y de mis flechas,
partí hacia lugares solitarios,
con el fin de custodiar los campos
de mi querida Arcadia.

Veinte ninfas escoltan la jauría
que destierra feroz a los intrusos,
cuando intentan tener mi doncellez
o la de mis fieles servidoras.

Calisto sufrió las consecuencias
de mis certeros flechazos,
hasta quedar ya sin vida.

Acteón, que en mala hora
quiso mirar mi hermosura
cuando me estaba bañando,
fue objeto de mi venganza
por medio de sus mastines,
antes de ser transformado
en ciervo perdido y solo.

Beneficio a los granjeros
con magníficas cosechas
cuando aceptan mis poderes,
y atormento despiadada
a los que infringen mis leyes.

Quiso Eneo, prepotente,
desconocer sus deberes,
haciendo que le azuzara
aquel feroz jabalí
que destruyó los sembrados
y exterminó a su familia.

Por el mismo desacato
castigué al rey argonauta
con invasión de serpientes
sobre su lecho nupcial.

Al encontrarse conmigo,
si estoy tensando mi arco
para abatir algún ciervo,
deben desviar la mirada
por el temor de mi furia,
porque mi gracia es el alma
de aquellas lindas mujeres
que el hombre tozudo y torpe
persigue por siempre en vano.

Del libro "Poemas de un esquizofrénico"



VIGESIMOSÉPTIMO YO

Soy el alma de los vegetales,
fuerza y poder de múltiples criaturas,
y a través de mis hechizos pronostico
cosas ciertas, falsas y aterradoras.

Observo y pienso de manera filosófica,
aunque proclive a las perversidades.
De mi larga existencia y conocimiento
doy cuenta a los amantes que cavilan
sobre el motivo de sus ansiedades.

Al invadirme la esencia de los olmos
los cazadores consultan mi follaje
recibiendo respuestas enigmáticas:
Cuando el viento agita mis ramas al oeste,
el ciervo desafiará tus flechas.
Cuando los vientos del este
hagan volar las hojas alrededor de tus pies,
busca conejos peludos para mejorar tu cena.

En Togo, un nativo se salvó del hambre
cuando adobó sus guisos con mis hojas.
En Irlanda soy un vegetal voluble
que anuncia los tesoros escondidos
con suspiros, murmullos y gruñidos.

Si encarno en árboles longevos
me expreso con mayor profundidad;
en arbustos delgados y pequeños
mi sonido es un eco femenino,
queriendo decir que hay nuevo espíritu
en los centros cargados de poder.