viernes, 8 de noviembre de 2013

Del libro "Poemas de mediopelo"


INRI

Qué influencia tan grande y desastrosa
has venido ejerciendo en dos mil años
sobre esta bárbara manada Occidental.

Mejor si nos hubieras enseñado
defensas contra tanto fariseo
incrustado en las esferas del Poder,
en lugar de inculcarnos la estulticia
de ofrecer la otra mejilla
cuando ya nos masacraron la primera.

Tu célebre Sermón de la Montaña,
poético y valioso, ¿quién lo niega?,
es apenas una santa teoría
imposible de llevarse hasta la práctica
en el medio brutal donde se mueven
tus oscuros y belitres seguidores.

Hay quienes, no siendo tus prosélitos,
lograron reformas doctrinales
presentando políticas más justas,
basadas en pragmáticas ideas
y menores olorcillos putrefactos.

Hoy que yaces tranquilo bajo tierra,
sin que cesen en su lucha los fanáticos,
no te acuso de otra cosa que de ingenuo,
y menos si ya nada nos ofreces.

De otro lado, no sobra recordarte
que cualquier teoría indemostrable
después de tanto tiempo caminando,
debe estar tremendamente equivocada.