viernes, 27 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (18)

Beorc o Boerc: No veo la importancia
en la manera de escribir tu nombre.
Reverdeces igual después de Invierno
sobresaliendo entre los otros árboles,
que conforman los bosques europeos,
cuando llega la esperada Primavera.

Tu aristocrático nombre es Abedul,
signo inmejorable de la fertilidad;
tus ramas, colocadas en las casas
y al pie de los cómodos establos,
ayudan a que yeguas y mujeres
resulten fácilmente embarazadas.

Golpeando con ellas varias veces
a estudiantes tarugos o atrasados,
su intelecto se torna productivo,
pues todas simbolizan la energía,
la juventud, el cariño y la belleza
del embriagante despertar sexual.

Coordinas asimismo el nacimiento,
la vehemencia de la edad adolescente,
el matrimonio, hermano del suplicio,
la enfermedad, los dolores y la muerte.

Aunque señora de las enfermedades
te invoco siempre para sanaciones
tocantes a mi cuerpo y a mi espíritu,
para hechizos en asuntos amorosos
y encantamientos de perfil erótico,
con la intención de mejorar el ánimo
que impulsa mis poderes creativos
y el desarrollo de la inteligencia,
como puente entre la madre Tierra
y el viejo arcano de la eternidad.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, herido de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.