miércoles, 8 de noviembre de 2017

Del libro "El cofre del pirata"


















EL POETA QUE LLEGÓ DEL FRÍO

Lobo estepario, en silencio y congelado
llegué, desde la insondable nada
hasta el centro de este sistema solar.
Díscolo y vagabundo,
fui atraído o expulsado por la gravedad
de astros, planetas y asteroides,
en mi camino hacia la vida,
como bola de nieve infinitesimal
que no cesa de crecer y multiplicarse.
Con diminutos bloques de hielo
construí hogar y produje descendencia,
igual que los humanos y demás especies.
La nube de Oort me dio licencia
para traer su mensaje hasta la Tierra.
4.600 millones de años fueron necesarios
para tan magna empresa.
Soy pequeño y débil frente a la inmensidad,
mas no cobarde,
porque la poesía da la fuerza necesaria
para eludir la captura de negros agujeros,
que acechan como hienas
el paso firme de los elegidos.
Telescopios y microscopios siguen la trayectoria
de mi periplo eterno.
Para la investigación tengo respuestas
sobre dudas e interrogatorios precisos.
A millón y medio de millas de distancia
me topé con Urano y con Saturno
en mi acercamiento al Sol,
donde quemaré mis últimos cartuchos.
Como también soy cometa,
dejo a mi paso una estela de posibilidades
para que nuevas generaciones de poetas
lleguen de mundos gélidos y extraños
a entibiar con sus versos el planeta
que, amoroso y gentil nos da su espacio.
Dióxido de carbono, oxígeno y nitrógeno
me subliman y cubren de bondades.
Los astrónomos del mundo estudiarán
la forma de perpetuar tanta belleza.
Mientras tanto, seguiré siendo el poeta
errante y solitario que llegó del frío.

Del libro "El cofre del pirata"

















LLEGAR O NO LLEGAR

Llegar o no llegar, es poca cosa.
Lo importante es navegar,
navegar y navegar…
El secreto está en no detenerse,
hasta que la muerte, malvenida siempre,
ponga punto final a nuestro viaje.

Las dichas, las riquezas, los amores,
los triunfos y fracasos que nos marcan
son apenas accidentes cotidianos
que un día, en puerto o alta mar,
se hundirán en silencio ante nosotros,
sin un adiós y sin dejarnos nada.

Que todo quede claro es la consigna
de quien versos escribe por soporte.
No pretendo ser sabio, ni lecciones
dar con mis velas al pairo, y al garete,
al que de paz y de fuerza no dispone.

Padezca cada uno sus penurias
que yo continuaré con mi navío
repleto de poemas y esperanzas
hacia un mar de litorales renovados,
donde se fundan cielo y agua, espacio y tiempo,
como un todo misterioso y acabado.

Del libro "El cofre del pirata"

















PODREDUMBRE

Nací de padres honestos, bajo un régimen
cuyos miasmas fétidos me pusieron a pensar,
tan pronto tuve uso de razón,
que algo estaba podrido en este suelo,
al que llegué por deseo o accidente.
Alguien me dijo cuáles eran los poderes
dominantes del país,
desde que la mal llamada independencia
separó a los mestizos de la corona española,
para no pagar tributo a tan lejana dignataria.
Los impuestos ya no serían para el rey
sino para los latifundistas, burócratas y políticos,
militares y religiosos criollos que,
desde ese momento, y de manera exclusiva,
gozarían los beneficios de las rentas nacionales.

Fue cuando me decidí por la tarea de fisgonear
paso a paso los movimientos de la rama ejecutiva,
con tan mala suerte que la encontré podrida.
Ante semejante calamidad,
dirigí la mirada hacia la legislativa
buscando respuestas para mi desconcierto.
¡También estaba podrida!
Esperanzado aún, supuse que la justicia
resolvería mis inquietudes
a través de investigaciones rigurosas
y sentencias de jueces absolutamente probos.
¡Qué sorpresa! Estaba más podrida aún.

Fijé mi atención en los empresarios privados
de la industria y el comercio,
lo mismo que en la sociedad civil,
pero estas agrupaciones tenían tan mal olor
que intenté ignorarlas y dedicarme
a mis asuntos personales,
convencido de que saldría indemne
de tan nauseabunda inmundicia.
¡No señor!
La podredumbre lo inundaba todo,
tanto que yo también hedía a cadáver.

Los océanos más grandes del planeta,
que bañan las costas colombianas,
serán insuficientes contra tanta putrefacción.
Somos raza de parias, lacayos del imperio
que ha hollado con su zarpa oscura
esta tierra generosa y fértil,
gobernada por rufianes,
ladrones, corruptos y asesinos,
que contaminan el ambiente y las buenas intenciones
de quienes queremos superar nuestra miseria.
Es la descendencia de Caín,
porque la de Abel fue sometida, maltratada y muerta.
Malhadada la hora en que nacimos los de abajo
en esta casa llena de hollín y podredumbre.

Del libro "Por si las moscas"


















AL RITMO DE LAS ESTACIONES

Es provechoso y sabio
danzar al ritmo de las estaciones:
En primavera
arar el campo y cultivar las flores.
En verano
saborear sus frutos y gozar la vida.
En otoño
extasiarse en ver caer las hojas.
En invierno
quedarse solo voluntariamente
y no agobiarse con la despedida.

Del libro "Por si las moscas".


















TABATINGA

Si digo Tabatinga digo río,
delfín rosado, guacamaya y selva,
digo un país, encantador y mágico,
risa y ojos y senos de mi negra.

Digo Amazonas, majestuoso y bello,
pulmón del mundo, salvador de América,
fauna y flora y estrellas, sol y luna,
cintura y brazos y nalgas de mi Érika.

Si digo Tabatinga digo todo
lo que llena mi vida aventurera
de dulces cantos y exitosa suerte,

por tener a mi lado la fortuna
(tan esquiva en amores y placeres)
de amar y ser amado hasta la muerte.

Del libro "Por si las moscas"

















MEDELLÍN

Caminando por la ruta del tranvía
me topé con Fernando González,
León de Greiff,
y don Tomás Carrasquilla,
trío de brillante inteligencia
que dio gloria y respeto a este valle
donde tantos conductores desbocados
sobrepasan semáforos en rojo
con viejas chimeneas de humo espeso,
atosigando la vida que nos queda.

Ciudad de contrastes y entredichos,
metro y metroplús modernos,
donde las autoridades,
ponen paños de agua tibia en las heridas
productoras de los miasmas cotidianos,
afectando más aún el medio ambiente
que agoniza sin remedio en los fangales.

Los drogadictos desfallecen en las calles
como perros rechazados por sus amos,
cuando no por balaceras asesinas
que acortan el camino de la limpieza social.

En algunas bibliotecas y universidades
la cultura se defiende verbo a verbo,
mientras un populacho embrutecido
por el fútbol, el licor y la farándula
decide la matanza de la víctima final.

Los artistas reclaman sus derechos
con protestas y marchas educadas,
en tanto el río (letrina que no cesa)
se desliza sin peces, sin oxígeno,
hacia un pálido norte arrabalero,
asfixiado por los ritos de la incuria
que adormece la conciencia ciudadana.

Entre la escoria y el oro
de una obtusa idiosincrasia montaraz,
Medellín, pretenciosa y rezandera,
se hunde torpemente en veleidades
y en oscuros socavones burocráticos,
donde nacen semillas de infortunio
abonadas por políticos y mafias.

Con la ira que produce la impotencia
convivimos ahogados por desechos
en esta urbe antiguamente bella;
los pulmones, al borde del colapso,
luchan tenaces contra gases tóxicos
que dan mareos y producen tos.

Quienes fueron honrados están muertos
y sólo quedan residuos deletéreos
reforzados por el cáncer del desgreño,
con metástasis de odio en las cantinas,
con mendigos mugrientos en las calles,
con ruegos y quejidos en el viento,
con puñales traicioneros en los parques,
con hipócritas promesas en los templos.

Adiós ensueños, e ilusiones todas,
adiós proyectos y esperanzas muertas,
adiós formas de vida humanizadas
en esta cárcel fanática y violenta.

Adiós poema que enmudece solo
como grito lanzado en el vacío,
como barca sin vela y sin timón
en un mar de oleaje embravecido.

Adiós flores marchitas del jardín,
adiós taza de plata en la montaña,
cuna de hombres y mujeres generosos
que ya duermen en paz bajo la tierra,
y en estatuas de bronce salpicadas
por el pardo excremento de las aves
ambulantes, igual que los humanos,
en busca de pan, amor y abrigo
sobre un suelo de crímenes y penas.

Del libro "Por si las moscas"

















AVIONES Y COHETES

Bienvenidos los aviones y cohetes
al mundo de la modernidad.
Superaron a los coches y a los trenes,
así como los coches y los trenes
superaron a los caballos
el más noble sistema de transporte.
No les estorban los rieles
ni los caminos bloqueados por montañas,
mucho menos los desiertos y los polos.

Cuando los aviones y cohetes
superaron la velocidad del sonido,
después de la segunda guerra mundial,
nos dimos cuenta que ya no existía límite
para la conquista espacial.

Acortan el tiempo y las distancias
que antes veíamos insalvables,
incluso, para visitar esos amores
que habitan en tierras muy lejanas,
derrumbando el aislamiento padecido
por regiones ignotas y soñadas.

Por eso, estos veloces aparatos
fueron un regalo para la humanidad.
Alabemos entonces esas maravillas
que nos llevan por sendas nunca vistas
hacia los bordes de la eternidad,
gritando seguros y entusiastas:
¡Bienvenidos los aviones y cohetes
al mundo de la modernidad!

Del libro "Trampantojos y otros versos"


















A COLOMBIA, CON AMOR

Una cosa es la tierra donde nacimos,
a la que amamos incondicionalmente,
otra, muy distinta,
la caterva de bandidos que la usurpan
a través del engaño y el terror.

Una cosa es un ejército formado
para defender las fronteras nacionales,
de aventuras y remotas invasiones,
otra, muy distinta,
la pandilla de asesinos que las ponen
al servicio de siniestros intereses,
matando a inofensivos campesinos,
estudiantes y obreros que reclaman
un poco de justicia y de respeto.

Una cosa son las creencias religiosas,
las posiciones ideológicas y políticas
en las cuales la gente se refugia
para evadir la realidad del mundo,
otra, muy distinta,
la turba de impostores que pululan
enriqueciéndose a costa de los ignorantes,
confundidos, fanáticos y crédulos.

Una cosa son el folclor y las costumbres
con las cuales el pueblo se divierte,
otra, muy distinta,
la chusma embrutecida por el fútbol,
el aguardiente y las sectas cavernícolas.

Una cosa son las selvas y los ríos
que alimentan el suelo con sus dones,
otra, muy distinta,
las empresas extranjeras que saquean,
contaminan y destruyen lo que encuentran
antes de volver a su lugar de origen.

Una cosa es firmar tratados internacionales
en igualdad de condiciones económicas,
otra, muy distinta,
abrirse de piernas como una barragana
ante el abuso descarado del imperio.

Una cosa es proteger a quien exige
pacíficamente sus derechos,
otra, muy distinta,
atropellar y matar manifestantes
en nombre de una falsa democracia.

Una cosa es tener símbolos que interpreten
los sentires más nobles de la población,
en sus sueños de grandeza y libertad,
otra, muy distinta,
venerar una bandera y un escudo
retrato de falacias y codicias carroñeras.

Colombia, proclive a la maldad congénita,
intolerante, violenta y rezandera:
¿Cuándo saldrás del vergonzoso atraso
potenciando educación, ciencia y cultura
y no a vulgares caciques virreinales,
que expolian sin pudor nuestras riquezas,
olvidando que un país tan sólo avanza
por medio de una paz consolidada,
no al servicio del crimen y la guerra?