martes, 16 de julio de 2013

Del libro "Abecedario poético"


X

No aparece tu imagen en tu nombre
y es algo muy extraño, doña Equis,
además de ser un diez para romanos
cuando luces en mayúscula elegante,
o nueve simplemente si te hallas
vecina de una I por la siniestra.

En álgebra sorprendes mucho más
al hacer de Sherlock Holmes acuciosa,
designando cabalmente lo ignorado,
y hasta dicen personas muy versadas
que simbolizas la mente femenina
en los ciegos caminos de lo hermético.

Eres signo vinagroso de la alquimia,
y al doblarte te vuelves alambique
para esos locos y magos prodigiosos
que tantas cosas geniales nos dejaron
de una época oscura y tormentosa.

Das nombre también a un planeta
no descubierto por ningún astrónomo
en la danza silenciosa y amplia
del Sistema Solar que nos acoge.

Cuando algunos ocultistas te definen
como útero sagrado de natura
en la expresión de la vida vegetal,
los intuyo muy bien encaminados
por los hondos abismos metafísicos,
que nada prueban y aseguran todo.

Afirman igualmente los astrólogos
que en Tauro tienes tu mansión nocturna,
mientras en Libra la prefieres diurna,
sin contar con los demás intríngulis
de los arduos imperios zodiacales.

Adiós te digo pues, monstruosa X,
si monstruoso puede ser lo raro y bello
en este mundo de pasiones ásperas,
bajo el rostro sublime de la estética.

Es por eso que decido mi retiro
silencioso y sutil de tus dominios,
sin llegar a violentar, por ignorancia,
la silueta fantasmal de tus misterios.