NO ESTÁ LA TIERRA PARA HACER SONETOS
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Detestable
delito es el secuestro
y
la puesta de minas quiebra patas,
que
estallan en sonoras cataratas
segando
lo mejor del suelo nuestro.
Nunca
sabré si blasfemar de retro
por
el hondo dolor que me arrebata,
o
ese mismo dolor forrarlo en plata
con
lágrimas de amor y Padrenuestros.
Detestable
labor es todo aquello
y
también la tozuda indiferencia
con
que se mira el infernal delito
que
cobra impuesto y legaliza el sello
del
crimen y su pérfida conciencia,
cuando
falta honradez y sobra el mito.