AVENTURERO
Zarpar
de Nantucket, igual que Melville,
en
pos de la ballena fantástica,
llevando
en mi cabás el sueño
y
la fascinación de misteriosos mares,
hasta
Cabo de Hornos, para bañar allí,
en
las revueltas aguas de la Tierra del Fuego,
mi
espíritu estepario y errabundo.
Seguir
hasta las islas Canarias,
doblando
luego hacia el lejano Sur
en
busca del cabo de Buena Esperanza,
mejor
llamado Cabo de las Tormentas,
antes
de internarme silenciosamente
por
las corrientes del legendario Índico.
Siempre
navegando por distintas aguas,
pasar
la vida como simple aventurero
en
el buque luminoso de la fantasía,
sobre
las moles del eterno olvido,
la
fiebre desmedida de la imaginación
y
el amor por la remota estrella.