viernes, 6 de septiembre de 2013

Del Libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (6)

Antorcha del resplandor pagano
en los ritos de solsticios y equinoccios,
que alumbraste con ardientes rayos
el antiguo territorio de los celtas.

Hoy tu nombre significa conocer,
y simbolizas, Ken, el poder de penetrar
más allá de los contornos materiales,
cuando se hace buen uso de la mente.

El fuego que los hombres controlaron
está dentro de ti junto al espíritu,
ya regenerado por cambios positivos,
frente a la estricta mirada de los dioses.

Simbolizas la capacidad humana
de crear y conservar semillas
a través de la expresión sexual,
en distinta o similar naturaleza.

Rituales del germano paganismo
eran celebrados en las cuevas,
a la luz y el calor de tus hogueras,
en primigenias y raras experiencias,
como colgarse junto a precipicios,
ser enterrados íntegramente vivos,
o dejados en profunda oscuridad
para sentir la sensación del pánico,
mientras llegabas con tu gran antorcha
cegando sin piedad a los vencidos.

Hoy, en esta sociedad tecnificada,
necesitamos tu potencia y tu calor
que dan la expansión generadora,
el incentivo del amor erótico,
el refuerzo de las habilidades,
el don divino de la curación,
el ánimo en estados depresivos
y el desarrollo de la intuición.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, heri-do de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.