lunes, 21 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



HOMBRE CAIMÁN

Como queso y como pan, como dice la canción,
me gusta ser mujeriego y tomar trago de ron.
De las aguas soy deidad en el bajo Magdalena,
y allí donde aparecen mis emotivas canciones
represento lo más fértil que puede dar el país.

Bailo, lloro y me divierto en mi viaje por el río
cuando llevo mi piragua derecho hacia Barranquilla,
donde también soy querido como puedo demostrar,
no sólo en este poema sino en todo mi cantar.

Tengo en Ciénaga mis fans, y en el poblado de Plato
existe el “Hombre Caimán”,
que siempre sacan en andas como dios de la abundancia
cuando hay fiestas populares donde los pongo a soñar.

Igual que otros en Colombia, soy ignorado en los Andes,
con sus castillos de niebla, donde desprecian los mitos
que perviven como iconos en las tierras más calientes
de los campos nacionales,
pues hay gente que no sale de la fría Bogotá.