MARÍA
LA LARGA
Reconocida
en la región andina,
parte
de Antioquia y viejo Caldas,
aparezco
en terrenos casi urbanos
como
diosa de la madrugada.
Tengo
brazos y pies descomunales
conque
puedo avanzar entre las ramas
agitadas
por la lluvia y por el viento.
Me
gusta seducir a los noctámbulos
con
sugerencias sensuales y perversas,
aprovechando
mi don cautivador,
del
que los hombres no pueden escapar.
Los
conduzco al camposanto y,
cuando
intentan ceñirme la cintura,
me
estiro y estiro indefinidamente
infundiéndoles
un miedo incontrolable.
Prefiero
calles y casas pueblerinas,
hospitales
y templos parroquiales,
monumentos
destruidos y necrópolis,
donde
vivo y me vuelvo más visible
para
ilusión transitoria de unos pocos
y
terror permanente de otros muchos.