miércoles, 4 de septiembre de 2013

Del libro "Poemas al Futhark"



POEMAS AL FUTHARK (5)

En este peligroso sendero de la vida,
después del que podemos dirigirnos
al alto cielo o al profundo infierno,
eres, oh Rad, divina y bienhechora,
caballo fuerte en el camino duro,
espacio de dimensiones impensables,
aunque toda morada tenga límite.

Eres el sendero de los iniciados
en los nueve mundos que conforman
el árbol sagrado de Yggdrasil,
asociados con la filtración correcta
de la extraña energía primordial
y la búsqueda animosa del conocimiento.

Te asocio con el ritmo y con la danza
que me son imprescindibles
para escuchar el canto de la naturaleza,
conocer los movimientos de la Tierra
alrededor de su Sol, y su galaxia,
igual que el de las constelaciones
en su perenne zarabanda cósmica.

La muerte, cardinal en las culturas,
manipulada por magos y poetas,
no representa comienzo ni retorno
en los conceptos paganos de tu espectro;
sin embargo te pido protección
para que sádicos monstruos no decidan
abandonar sus criptas y segar mi vida.

Tú que sirves para invocar difuntos
y obligarlos con rápidas preguntas
a respuestas sobre el más allá,
ayúdame a encontrar mi propio Yo
(perdido desde tiempo inmemorial),
a fortalecer los hábitos rituales,
recuperar mi escaso ritmo interno,
obtener buen término en los viajes,
resolver mis problemas con justicia
y gozar de momentos placenteros.
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EL FUTHARK

La palabra Runa significó en un principio “rugido”, pero con el tiempo la evolución semántica le dio la noción de “secreto susurrado al oído”. En todo caso, las Runas son un alfabeto mágico utilizado por las tribus germánicas de la Europa precristiana, del que se conocen distintas variantes, cada una con diferente número de caracteres. Odín, dios supremo del panteón escandinavo, ganó las Runas al permanecer colgado del árbol Yggdrasil (el gran fresno sagrado), durante nueve días con sus noches, heri-do de un lanzazo. En cuanto al origen histórico de las Runas, es todavía más confuso que su origen mítico.
Con el transcurso de los años aparecieron distintas versiones del abecedario rúnico, añadiendo algunos caracteres, mientras otros caían en desuso. Así, hoy tenemos tres variantes principales, de las que se derivan versiones secundarias. A la más antigua de sus formas se le llama Futhark común o germánico, que consta de veinticuatro signos, más otro, añadido posteriormente, denominado “Runa blanca”.
El nombre de este Futhark resulta de las seis primeras letras, de los seis primeros nombres (Feoh, Ur, Thorn, As u Os, Rad y Ken) que se traducen por f, u, th, a, r, y k. Fue el más usado en el norte de Europa continental, entre los siglos V y VIII d. de C.
La segunda variante es la anglosajona, utilizada en Gran Bretaña, entre los siglos V y XII d. de C. Constaba de veintiocho letras, aunque llegó a tener hasta treinta y tres.
La tercera es la del Futhark nórdico o escandinavo, utilizada en Islandia y en la península que conforman los países de Finlandia, Noruega, Suecia y Dinamarca. Tuvo su auge entre los siglos V y XII d. de C. Y es la que ofrece mayor número de formas escritas.
Los demás Futhark tienden a ser variantes criptográficas de alguno de los tres abecedarios rúnicos principales.