martes, 3 de junio de 2014

Del libro "Poética de las sombras"



LOS TAMBORES DEL VUDÚ

Deidad de las antiguas religiones
y magias de África occidental,
desde Gambia por el norte,
desde Angola por el sur,
navegué hacia islas antillanas
en el alma de los que partieron
sobre inseguros barcos negreros
para ser vendidos como esclavos
en el suelo americano.

Padre de brujos y hechiceros,
fundé un culto absolutamente nuevo
denominado vudú.
Hombres y mujeres desde entonces,
luego de largo y penoso aprendizaje,
se inician como brujos consagrados
con poderes más feroces que el de todos
los chamanes de África y de América.

Volver muertos a la vida,
volar y tomar diversas formas
semejantes a insectos fantasmales
que inoculan pasiones amorosas,
son divertimiento para quienes trabajan
bajo los auspicios de mi jerarquía.
Domino poblaciones y manejo espíritus
con la sangre de los niños blancos
que succiono convirtiéndome en serpiente.

Al escuchar los tambores del vudú
los poblados, seducidos por sus ecos,
prenden fuego en mitad de la espesura,
anunciando que la aldea celebra su ritual
para llenar de fantasmas el entorno
a través del ungido por los houngans.

Del libro "Poética de las sombras"



LA HIJA DEL MONSTRUO

Fui creada por un monstruo
que me dio forma intermedia
entre el reptil y el insecto,
cubrió mi cuerpo de escamas,
me colocó seis patas
y una fea cabeza de lagarto.

Habito las cuevas más profundas
de mi nativa Australia
y emerjo en busca de mis presas
cuando las sombras caen
como manto sobre sus espaldas.

Las trituro con mis agudos dientes
y regreso después, ya satisfecha,
a la negra caverna donde habito
rodeada de silencio y soledad,
que más que caverna es un palacio
construido por los dioses de la tierra,
para mi eterno y esencial descanso
en las entrañas de la oscuridad.