lunes, 11 de agosto de 2014

Del libro "Trampantojos y otros versos"



SADOMASOQUISMO

El mango de la sartén está en tus manos:
Átame y flagélame incompasivamente,
restallando el látigo sobre mi dorso desnudo.
Insúltame con tu léxico procaz y degradante,
hazme doblar las rodillas hasta besar tus pies
nacarados y sensuales, sobre mi sangre oscura.

Arrójame a empellones contra el muro
y cabálgame espoleando sin piedad
por los diferentes espacios de la casa,
con tus modales primarios y asesinos.

Repite los azotes como un verdugo cruel,
despréciame con tu mirada oblicua
y tu altanero corazón de roca.
Echa sal en mis ojos y en mis llagas
mientras me niegas el agua que te imploro
para saciar mi sed.

Sométeme a la virtud de tus caprichos
colocando cadenas en mis extremidades
sin que pueda escapar de tu presencia;
escalda mis heridas con tus besos
y tu lengua encendida y depravada.

Desgárrame el costado con tus uñas
y muerde mis genitales lujuriosamente
al compás de las súplicas y espasmos
con que afirmo mi placer desesperado
frente al desfogue de tu crueldad insana.

¡Ah!... Olvidaba decirte que el azar,
impersonal y veleidoso siempre,
trastroca muchas veces los papeles
que nos fueron asignados en principio.

Ahora seré yo el propiciador
de los múltiples tormentos recibidos
por tu morbosa vocación de sádica,
pues nada impedirá que mis deseos
sean más fuertes y salaces que los tuyos
en mi sinuosa complexión interna,
proclive a complacerte en lo que pidas
hasta dejarte sin sangre entre las venas.