miércoles, 28 de marzo de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















DESDE MI PANGA

Un barco en la distancia miro,
potente, majestuoso y bello,
que guarda en sus bodegas mudas
cargas de brandy y espumoso vino.

Sólo llevo trasmallo y dos anzuelos
en mi panga, pequeña y vulnerable
frente al monstruo gigante y prepotente,
que amenaza con sus redes barredoras
el entorno verdeazul de mi destino.

Sus velas, hinchadas por el viento,
baten las olas desde la cubierta,
donde ríen tripulantes y turistas
degustando manjares y licores,
en una orgía general sin término.

A lo lejos, la luna, entrometida,
se levanta poco a poco hacia lo alto,
mientras la noche, indoblegable y negra,
desdibuja el crepúsculo oceánico,
cubriendo panga y barco con su manto.

Él embiste las aguas agitadas
y yo vuelvo a mi humilde fondeadero,
donde amarro mi panga compañera,
pensando que mañana tal vez tope
otro barco amenazante en mi camino.

domingo, 18 de marzo de 2018

Del libro "Abecedario poético y otros tantos"


















BAJO EL SOL DE MARZO

No pretendo escribir poemas nuevos
–escribir demasiado es un error–.
Sólo intento recordar el mar,
limpio y rizado bajo el sol de marzo,
con verdes costas de selva tropical.

Me gusta recordar también el aire
de cuando fui tripulante,
aficionado a los forzudos DC-4
de aspas ruidosas, veloces y dispuestas
como pájaros hambrientos
en lejanos horizontes y ciudades.

Mar y cielo, para siempre unidos
por mi flaca memoria autodidacta,
son el canto y la belleza juntos,
con ribetes de dicha y de nostalgia.

Recordar es vivir, dice la gente
con una mezcla de razón y engaño.
En mi caso, es un amor constante,
que no piensa humillarse ante el olvido
ni ante la dura amenaza de los años.

Por eso, escribir nuevos poemas
me parece un error –como ya dije–,
y no es justo saturar a los lectores
con palabras vacías y enredadas
que nada ofrecen bajo el sol de marzo.

domingo, 11 de marzo de 2018

Del libro "Trampantojos y otros versos"

















ANTES DEL FINAL - 2

Mi embarcación fantasma,
con sus velas al pairo,
destrozadas,
sin puerto a dónde ir.

Las noches, estrelladas,
con días nebulosos;
a veces, al contrario:
las noches, tenebrosas,
con días despejados.

Así como mi barco
avanza entre las olas,
la muerte está segura;
no hay nada qué agregar.

Me gusta la existencia,
sin miedo a su final;
si sólo tengo una,
la debo aprovechar.

Mañana será tarde
para poder gozar
las cosas deseadas,
sin claudicar jamás.

Por eso, vuelvo y digo:
Mi embarcación fantasma,
con sus velas al pairo,
destrozadas,
sin puerto a dónde ir;
no importa, si hay buen vino
mientras pueda vivir.

lunes, 5 de marzo de 2018

Del libro "Trampantojos y otros versos"

















A MIS POCOS E INTELIGENTES AMIGOS

Opinar sobre casos aislados,
sin ninguna contextualización,
produce inopia, intolerancia y fanatismo,
cuando no una infecta diarrea cerebral.

Desgraciada la sociedad que usurpa
las inquietas locuras del amor
para fines siniestros y prosaicos,
pudiendo utilizarlas para reflexionar
sobre acontecimientos filosóficos,
científicos, religiosos o políticos.

Pobre y bárbara manada,
inmersa en su complejo reptiliano
y su sistema límbico,
lejos del neocórtex triunfante
por la inteligencia y la razón,
donde lo intelectual tiene su sede
al servicio del arte y la cultura.

Me quedo con ustedes, los capaces
de levantar los ojos hacia el firmamento
con un discurso coherente y claro,
sin pasiones ni agresividades.

Fuera de mí
los que rechazan escuchar opciones
porque ven la diferencia como un crimen.
Sólo acepto intelectos comprensivos,
más allá del oscuro basurero
donde yacemos, miserablemente,
mientras una minoría se pudre en el poder,
conseguido a expensas de la guerra,
que torna en monstruo la flaqueza humana.

Bienvenidos a mi modesta vida
ustedes, amigos, que aún aceptan
mi naufragante corazón marino.