FREY
Subió al trono
tras la muerte de Odín,
y el pueblo
disfrutó de tal prosperidad
que aceptó que
su rey era ya un dios.
Empezaron a
invocarle, y al morir
los ascetas lo
tendieron en un túmulo,
en lugar de
incinerarlo prontamente
como era lo
normal con los mortales.
Así Frey, monarca legendario,
continuó en la
memoria de su pueblo,
que lo tuvo a
través de muchos siglos
como regia
deidad escandinava,
en su augusto
panteón divinizado.