jueves, 31 de julio de 2014

Del libro "Trampantojos y otros versos"



FRAGMENTOS DE UNA AUTOBIOGRAFÍA

He tenido una vida azarosa y contradictoria, un destino incierto y una suerte bastante atravesada.
Me desempeñé como agricultor, ganadero, pescador, arriero, domador de potros, minero, cazador, obrero, vendedor de libros y seguros, piloto de aviación, aprendiz de brujo, navegante del mar, odontólogo, conductor de lanchas, tractomulas, automóviles y motocicletas.
Monté en burros, camellos, bueyes, elefantes, caballos, cebras, delfines, ballenas, zancos, patines, triciclos, bicicletas, buses, taxis, tranvías y ferrocarriles.
Fui propietario de haciendas, casas, apartamentos, oficinas, locales, galpones, garajes, almacenes, tiendas, ventorrillos y supermercados.
Me asocié con iglesias, pirámides económicas, conventos, hospitales, universidades, colegios y guarderías. Regenté centros de prostitución (hetero y homosexuales), cometí adulterio y aplaqué maridos engañados, en el momento preciso.
Caminé, corrí, salté, participé en competencias, descendí, subí, practiqué boxeo, ciclismo, natación, buceo, equitación y balompié. Tuve amores, sufrí engaños, desengaños, traiciones, amenazas y atentados de casi fatales consecuencias.
Enfrenté calumnias, seducciones, maledicencias, acusaciones, falsos testimonios, falsos positivos y otras bagatelas de igual o parecido entorno.
Amaestré pulgas, tiburones, arañas, serpientes, basiliscos, dragones, escorpiones, tigres, leones, hienas, rinocerontes, avestruces, suegras energúmenas y suegros enfurecidos.
Disfruté manjares, aplausos, elogios, desarrollé proyectos, alcancé logros, fracasos, tuve encuentros, desencuentros, ilusiones, esperanzas, premios, reconocimientos literarios y amorosos.
Vagué, hice pereza, decidí abandonarla, asumí riesgos, investigué delitos, asistí a la universidad, aplacé materias, perdí asignaturas, recibí diplomas y los rompí, trabajé juiciosamente y renuncié a todos los empleos.
Dicté cátedra, conferencias, participé en talleres, simposios, mesas redondas, seminarios, congresos y conversatorios. Pergeñé versos, prosa, actué en teatro, radio, cine, televisión; fui jurado en concursos literarios y leí poemas en lugares públicos.
Aposté a los dados, las cartas, el chance, la lotería; descubrí trampas, interpreté los sueños, el I Ching, las Runas, el Tarot, la baraja española, las líneas de la mano, el tabaco, el chocolate, el astrágalo, la oniromancia, la nigromancia, la aruspicina, la ornitomancia, la aeromancia, la cartomancia, la astrología, la quiromancia, la cristalomancia, la numerología, la bibliomancia y el caparazón de las tortugas.
Probé licores, me emborraché, bailé todos los ritmos, me fracturé la pelvis, fumé marihuana, aspiré coca, ingerí LSD; padecí accidentes, enfermedades e intervenciones quirúrgicas. Reflexioné, medité, supuse, imaginé, mentí; practiqué el salto mortal, la gimnasia, los malabares y las contorsiones.
Tuve aciertos, equivocaciones, dudas, arrepentimientos, viajes astrales, tropezones, amigos, enemigos, relaciones neutrales, áulicos y detractores en la mayoría de mis actividades.
Vencí, fui vencido, asaltado, perseguido, alcanzado, capturado, liberado; contraje matrimonio, tuve dos hijas, enviudé, volví a casarme, enviudé otra vez, me casé de nuevo, volví a enviudar y estoy buscando novia.
Viví gratis, en el país y en el extranjero, pagando arriendo, de arrimado, a la intemperie, bajo los puentes, en mi consultorio odontológico, en la selva, en pequeños poblados, grandes urbes, puertos, playas, chozas lacustres, hoteles, inquilinatos desmirriados y lujosas residencias.
Manejé chequeras, tarjetas de crédito, dinero en efectivo; realicé trueques, recibí salvoconductos, certificados, falsifiqué documentos, dólares, euros, libras esterlinas y moneda nacional. Esquivé políticos, mafiosos, traquetos, religiosos, filántropos, misántropos, intelectuales, poetas y demás sujetos de conducta sospechosa.
Publiqué libros, revistas, periódicos, panfletos, boletines; pinté acuarelas, grafitis, acrílicos, murales y consignas revolucionarias en lugares prohibidos. No fui militar, no participé en torturas, desapariciones forzadas, masacres, guerras, invasiones ni crímenes de lesa humanidad.
Dialogué con minerales, plantas, animales, hadas, brujos, duendes, monstruos, dioses y demonios, entendiéndome bien con todos ellos, excepto con los de mi especie. Envejecí. Mas con tantos avatares y quehaceres a la espalda, doy por terminada mi faena, porque en el caso contrario me volvería intolerable y demasiado obvio.
Lo único que lamento y me hace sentir frustrado, es no haber sido Homero, Valmiki, Virgilio, Kalidasa, Lao Tse, Viasa, Dante, Shakespeare, y mucho menos Cervantes.