SHORTTON
Al ratoncillo de "Preámbulo para
Hamlet"
Investido
de tierna mansedumbre
Shortton
emula junto al director,
que
lo ha entrenado para ser actor
en
todo sitio donde el Sol alumbre.
Siempre
obedece porque la costumbre
también
ayuda para ser mejor;
bajo
la pauta de su entrenador
Shortton
alcanza la soñada cumbre.
Cumbre
soñada por artistas todos
buscando
el brillo que la fama ofrece
entre
las luces de los escenarios,
mientras
que Shortton con distinto modo
en
su sencilla soledad parece
inmune
a los aplausos mercenarios.