lunes, 6 de junio de 2016

Del libro "Voces de mar y tierra"


















EL CINTURÓN DE KUIPER

Vivo en el Cinturón de Kuiper
desde hace muchos años.
Tengo amores con el Sol,
las estrellas y la Luna.
Me alimento de cometas,
polvo estelar,
asteroides y materia oscura.

Defiendo mi casa de cualquier intruso
que intente perturbar la calma.
Dos vecinos -gigantes solidarios-,
con sus tropas de satélites y anillos,
me protegen contra las invasiones.
Tan fieros son
que uno domesticó el rayo y el trueno
y el otro devoró a sus hijos.

Me visita toda clase de seres,
excepto los humanos,
porque a estos los mantengo lejos,
muy lejos de mi vida.

Bienvenidos ustedes los insectos,
los reptiles, los arácnidos,
las aves carroñeras y rapaces,
los cetáceos, los carnívoros,
los rumiantes, los parásitos.

Sigan, siéntense, ¿qué quieren tomar?
Me agrada que hayan venido.
Pueden quedarse cuanto gusten.
Aquí cabemos todos.
Viviremos en paz y en armonía
mientras no se aparezcan los humanos.

Los detesto, que no vengan,
que no intenten invadir este país.
Es Kuiper nuestra patria, nuestro edén,
y no permitiremos que destruyan
el más hermoso galardón del cielo.

Ya lo hicieron con su Tierra,
un planeta generoso y fértil
anclado en las entrañas del Sistema,
lleno de selvas y embrujados mares,
fauna y flora sin par en la galaxia,
merecedor de las mejores causas.

¡Fuera bípedos mezquinos, de mi entorno!
¡Largo a los infiernos con sus lacras,
su egoísmo, su vileza y su crueldad!...

¡Qué descanso! ¡No vinieron!
¡Se autodestruyeron! ¡Ya pasó el peligro!
Ahora sí, a disfrutar felices
en este lugar privilegiado
primo hermano de la Nube de Oort,
llamado Cinturón de Kuiper.

Acá estaremos bien
mientras no se aparezcan los humanos.