jueves, 13 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"




RUEGO A NIÖRD

A ti, que bendices las embarcaciones
cuando llegan y salen de los puertos,
que moras en los templos levantados
sobre las costas de mares solitarios.

A ti, que aceptas brindis y promesas
pronunciadas durante los banquetes,
donde figura también tu hijo Frey
como noble deidad benefactora.

A ti, que apoyas los asuntos marinos,
te ruego vuelvas hacia mí tus ojos
para proteger estos viajes repetidos
por las procelosas aguas de Noruega
y otras igualmente septentrionales,
con la intención de conquistar países
donde pueda encontrar dulces amores
y propagar el culto que mereces
por los siglos de los siglos... Así sea.

Del libro "Poemas escandinavos"



GOBERNADOR Y PRISIONERO

Soy gobernador del viento
y del agua que da contra las costas.
Desde un acantilado aquieto
las tormentas provocadas por Egir,
dios de las olas y del mar profundo.

Aunque vivo retenido por los dioses
en fortalezas de ásperos peñascos,
los nautas me quieren y me invocan
porque sé de cada fiordo y ensenada
que pueden servirles como abrigo,
y de riberas donde vuelan ávidas
aves marinas de diversa índole.

Desde mi casa, como prisionero
me deleito mirando las gaviotas
que vuelan y graznan en la playa,
con el paso de ballenas y delfines
y el juego intermitente de las focas
que se acercan a tomar el Sol
sin el permiso del fatal Invierno.

Como soy elegante y muy cortés,
con mi manto de encendido verde
y mi sombrero de color marrón,
voy por la costa cuando llega Estío,
esperanzado en hallar una valkiria
que consienta enamorar mi corazón,
para gozar de su pasión ardiente,
aquietando las tormentas provocadas
por los crispados gigantes invernales.

Aunque soy gobernador bien parecido,
no descubro en la costa ni en el mar
la divina guerrera presentida
que calme con su cuenco de aguamiel
esta sed devoradora que me abrasa
en la eterna prisión donde agonizo
sin esperanza de obtener la libertad.