jueves, 24 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



FAMILIAR Y OTRAS FIGURAS

1
Me llevan consigo las personas
para protegerse de las cosas malas
y que todo les resulte bien.
Soy un lindo muñeco pequeñín,
alegre, saleroso y muy formal.

Me hacen con la raíz de un palo
sólo conocido por los hechiceros,
y me pintan de colores negros
con pigmentos apenas fabricados
por brujas y magos, o por duendes.

Si surgen problemas me convocan
con veintiuna palabras cabalísticas
ungidas de un poder extraordinario,
usadas por aquellos personajes
que conocen sus secretos ancestrales.

Rechazo las miradas indiscretas
de quienes me toman en brazos,
excepto cuando llevan luz de vela,
en el día o en plena oscuridad.

Me trajeron de tierras africanas
en los antiguos barcos negreros,
pero pronto los blancos imitaron
la mágica y brillante artesanía
que hizo de mis manos un misterio,
siendo hoy amuleto en sus gaznates
contra la muerte violenta y el olvido.

2
Nos ven como chicos saltarines,
completamente inofensivos,
cuando vamos por ásperos caminos
de Antioquia y Viejo Caldas,
pidiendo limosna a los viajeros
que cruzan en busca de fortuna.

Somos llamados Los Meneses,
y quienes no dan donaciones
sufren cosquillas sin descanso
hasta el final de su jornada,
como premio a su tacañería.

Es que somos juguetones,
y nos gusta divertirnos
a costa de tanto sandio
que nace sobre esta tierra
de ladrones y asesinos.

3
Nos dicen los Rescoldaos
por danzar en el rescoldo
que han dejado los arrieros
cuando van por los caminos
con sus mulas en Antioquia
y en territorios vecinos.

No dañamos a ninguno
porque somos inocentes,
muy divertidos y alegres
hasta en horas de tristeza.

Protegemos la mulada
y hablamos con los arrieros
en nuestro idioma sencillo,
mientras devoran su cena
de arepa, carne o tocino.

4
Como Patón soy conocido
porque mis pies son enormes,
y deambulo por la tierra
ocultando el cuerpo entero
de las personas que pasan.

Mis miembros cubren también
retazos de Antioquia y Caldas;
y saben bien los más duchos
que fui hachero de renombre,
destructor de monte y selva
en esta Colombia oscura,
descuadernada y violenta.

5
A mí, llamado Mareco,
me temen todos los niños,
pues robo sus golosinas
cuando son desobedientes.

Los antioqueños sostienen
que me vuelvo un ventarrón
para llevarme los jóvenes
que atacan a sus mayores.
Los elevo como globos
entre truenos y relámpagos,
sin ninguna compasión.

A mí, llamado Mareco,
me temen todos los niños,
pues robo sus golosinas
cuando son desobedientes.