SÉPTIMO
YO
La
undécima casa es mi morada
y
soy llamado el Aguador;
desde
allí oriento las lluvias del norte
cuando
la Tierra pasa, entre enero y febrero,
por
mis dominios cósmicos.
Conservo
mi belleza, y de todas partes llegan
para
ver mis ejercicios desnudo,
que
seducen, incluso, al Señor del Panteón.
Él
decidió nombrarme su pincerna exclusivo,
dándome
como pago una mansión en el cielo
a
manera de constelación.
Despierto
y amigable hago tratos amistosos,
aunque
mi mente sensible
discute
con violencia para imponer sus razones.
Después
de refrescar a los humanos
otorgo
a los de mi signo, con mis artes siderales,
los
dones y los poderes de los amos del Olimpo.