martes, 22 de abril de 2014

Del libro "Poemas montaraces"



GUANDO

Me cargan cuatro personas
que llevan el muerto sobre mí.
Aparezco un día antes
de que salgan los difuntos
a conversar con los vivos,
y a quien encuentro le digo:
¡Meta el hombro compañero,
no se haga tanto el pendejo!

Doy sensación de silencio
y miedos incontrolables,
pues fui avaro y solitario,
no ayudando en los entierros
cuando estuve de paseo
por los eriales del mundo.

Me condujeron en guando,
pero al cruzar cierto puente
fui pesado y caí al río.
La corriente me arrastró,
y aunque mucho me buscaron
jamás volvieron a verme
en ninguna de las tierras
de mi nativa región.

Desde entonces mi leyenda
se conoce en las montañas
que conforman el país,
como Guando o Barbacoa
que le exige a los vivientes:
¡Meta el hombro compañero,
no se haga tanto el pendejo!