miércoles, 12 de marzo de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



HERMOD EL MENSAJERO

Hijo de Odín y veloz como ninguno,
Hermod, el brillante mensajero,
viajaba a los rincones más distantes
sin pensar en peligros ni en agravios.

Con corcelete y deslumbrante casco
entraba en la contienda ferozmente,
arrojando a Gungnir (lanza de su padre)
sobre las testas de los demás guerreros,
para infundirles bravura y entusiasmo.

Fue llamado el Valiente en el combate,
y escoltaba las valkirias en la Tierra
hasta llegar a las puertas de Valhalla
cuando protegían los héroes caídos,
mientras blandía su bastón de mando
como imagen de la velocidad.

Así el hijo del Supremo Tuerto
era eficaz como nadie en las batallas;
confundido con Irmin muchas veces
(perturbadora deidad del universo),
defendió su identidad con gallardía
en los buenos y malos escenarios
de la muy admirada Escandinavia.

Del libro "Poemas escandinavos"



LEYENDA DE LAS TRES AMANTES

Heimdall dejó su puesto en Asgard
con el fin de recorrer la Tierra
como solían hacer los otros dioses.
Arribó a una cabaña donde halló
una pareja pobre pero respetable
que habitaba en las orillas del mar.

El dios declaró llamarse Riger
y aceptó la invitación que le ofrecieron
por tres únicos días, instruyéndolos
en sugestivas y agradables cosas.

A los nueve meses, Edda
dio a luz un bebé negro y rechoncho,
con fibra y maña para oficios duros,
quien ya grande, con esposa e hijos,
dio inicio a los siervos de la gleba
en los agrestes territorios nórdicos.

El dios se desplazó hacia el interior
y encontró muchas tierras cultivadas.
En una mansión amplia y sencilla,
levantada en una de las heredades,
descubrió comida en abundancia,
puesta por otra pareja hospitalaria
que gozosa lo acogió al llegar.

Después de mostrar valiosas prácticas
a sus segundos recientes anfitriones,
se retiró por donde había venido.
Nueve meses después nació un bebé
de ojos azules, forzudo y elegante,
que al espigar mostró desenvoltura
en empresas agrícolas y ganaderas,
siendo padre de la prole labradora
que colma de riqueza y esperanza
las montañas y valles más feraces
de tan próspera península europea.

Enseguida caminó hasta una colina
donde halló un castillo majestuoso.
Allí fue recibido por otro matrimonio
bien alimentado y de lujosos trajes,
que lo agasajó con suculentas carnes,
verduras frescas y exquisitos vinos.

Tras quedarse tres días junto a él
volvió de nuevo a su labor en Asgard,
mientras la dama sentía las punzadas
de su próximo y feliz alumbramiento.

Cuando grande, el heredero desplegó
un placer extraordinario por la caza
y diversas disciplinas marciales;
aprendió la lectura de las Runas
y realizó con valor muchas hazañas
que complacieron a su noble estirpe.

Al tomar como consorte a Erna,
doncella noble de sin par belleza,
dio hijos que fueron gobernantes
de los sabios y fuertes boreales;
el más joven subió feliz al trono
como rey inicial de Dinamarca.