jueves, 20 de julio de 2017

Del libro "No está la Tierra para hacer sonetos"



















LA FIESTA

Es común entre buenos anfitriones
invitar a manteles en la fiesta,
sin pensar cuántos son y que les cuesta
complacer visitantes comilones.

Casi todos son burdos bebedores,
que borrachos se van a dormir siesta
al lecho principal, donde se acuesta
el señor con la esposa en sus amores.

Se levantan temprano al otro día
bajo un guayabo que parece un roble
y una halitosis de caverna umbría,

haciendo daños por partida doble
en varios muebles y cristalería,
con su vaivén de orangután innoble.

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