EL
ÚLTIMO SUEÑO
Esta
mañana desperté aterrado.
En
medio del mar estaba un hombre
solitario
y somnoliento
entre
la técnica y el confort
de
un mundo insospechado.
Las
guerreras olas
insistentes
pasaban a su lado
majestuosas
y viajeras,
con
su secuela de sargazos fétidos.
Hornos
crematorios, soldados,
bombas,
aviones y trincheras,
ciudades
indefensas,
negras
nubes de explosión pensada,
gritos
de sangre y de espanto.
Y
en todo el horizonte, perfilada,
la
monstruosa metáfora del odio
en
dispersa procesión de frases
batiendo
el rojo resplandor del fuego
contra
un cielo plomizo y delirante.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario