A
TU CABEZA RAPADA
Te
has rapado la cabeza y luces calva,
tan
regiamente calva como el águila real.
Tus
cejas, con sus líneas arqueadas,
destacan
la mirada felina de tus ojos.
En
tus orejas danzan locos zarcillos pérfidos
que
invitan lujuriantes al beso y al amor.
Tu
rostro de tigresa se perfila expectante,
exótico
como el de la reina Nefertiti
y
más bello que el que tuvo Cleopatra.
El
cuello que sostiene tu cabeza calva
desencadena
mis sueños milenarios
con
sus giros audaces y alucinadores.
Beso
y disfruto tu cráneo afeitado
donde
sueño volar hasta las cumbres
hoy
menos solitarias de mi vida.
Amo
tu espíritu rebelde y libertario,
tu
cabeza rapada y tus desvíos,
tus
furias y tristezas colosales
y
la riesgosa decisión de amarnos.
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