ACRÓSTICO
Cuando
en tus ojos de mirada buena
rasga
el amor su deslumbrante velo
una
gran nave de ilusiones llena
zarpa
al instante y me conduce al cielo.
Radiante
y pura, con pasión te miro
estrella
fúlgida en mi noche negra,
señal
lejana del audaz marino,
tatuaje
claro que mi pecho alberga.
Rosa
fragante del jardín del sueño:
estoy
contigo y en mis versos tengo
por
tu hermosura caprichoso empeño.
¡Oh
dulce amada, qué rendido vengo!
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