DIAPAUSA
Me
cortaré el frenillo de la lengua
para
llevarla a mi laringe y taponarla;
cubriré
con cera los orificios nasales
y
llenaré mi boca de vegetales.
Me
tenderé sobre el piso para entrar
en
el más profundo estado cataléptico.
Suspenderé
mis funciones vitales
como
lo hacen los faquires en la India,
antes
de proceder a sepultarme vivo
por
un tiempo audazmente prolongado.
En
40 días podrán abrir la tumba
y
apreciar mi cadáver incorrupto,
que
no desprende olores,
mis
brazos y piernas disecados,
mi
corazón y mis arterias sin latidos,
el
cuerpo frío y ya momificado.
Deberán
exhumarme por completo
y
bañarme después con agua fresca
(menos
que hirviendo y más que tibia),
friccionarme
vigorosamente
y
aplicarme cataplasmas en la sien
con
harina de trigo muy caliente.
Cuando
destapen los orificios
y
regresen mi lengua a su lugar,
retomando
el hilo de la vida,
les
prometo, sin ánimo de engaño,
intentar
maneras más decentes
de
acercarme a la buena poesía.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario