FILOMELA
Natural
de tres continentes,
ofrece
su canto generoso
en
noches de primavera y de verano.
Una
macabra historia,
protagonizada
por el rey Tereo,
Filomela,
y Procne (yo),
horrorizó
tanto a los dioses
que
pronto nos convirtieron
en
varios tipos de aves,
sin
ninguna compasión.
Yo
terminé en golondrina
y
Tereo en abubilla;
Filomela
en ruiseñor
que
canta su canción desengañada,
producto
de un amor envilecido
por
el amante incestuoso y traicionero
que
violó los principios familiares
de
nuestra bella y feliz fraternidad.
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