BANQUETE,
PERSECUCIÓN Y CASTIGO
Para calmar la
tristeza de los dioses
por la reciente
pérdida de Balder,
Egir los invitó una noche
a cenar en el
fondo del océano.
Ellos visitaron
las cuevas coralinas
ataviados con
fastuosas prendas,
a la hora fijada
por el anfitrión.
Mientras varios
charlaban y reían
Loki apareció como una sombra,
pero todos lo
arrojaron sin piedad
cuando éste
asesinó al sirviente
más noble que
había tenido Egir.
Sin embargo
regresó agravando
su delito con
ásperos ludibrios
por los actos de
sus camaradas.
Thor agitó el martillo mágico
y sacó de un
golpe al petimetre,
que rechazado y
fuera de combate
decidió
retirarse a las montañas,
donde construyó
una choza enorme
de grandes
puertas y dos mil ventanas.
Luego los dioses
tejieron una red
con el fin de
rastrear el río, donde
más tarde Loki fue a ocultarse
camuflado en
cuerpo de salmón.
Thor lo atrapó con tanta fuerza
que el intruso
no alcanzó a fugarse,
y volviéndolo a
su forma primitiva
lo condujo hasta
una cueva oscura
atándolo con las
tripas extraídas
del vientre de
su su hijo Narve,
destrozado por Vali el vengador.
Skadi, al mirarlo sometido,
le puso una
serpiente en la cabeza
para que el
veneno cayera gota a gota
sobre el rostro
infeliz del capturado,
provocándole un
dolor tan insufrible
que la Tierra
tembló sin detenerse
en medio de
violentos cataclismos.
Así continuaría
hasta Ragnarok,
cuando habrían
de saltar sus ataduras
antes de ser
víctima de Heimdall,
con quien
tendría singular combate,
falleciendo los
dos en el encuentro.
Estos hechos
sucedieron antes
de llegar el
oscuro cristianismo
a vejar los
grandes dioses ancestrales
con su espada
salvaje y destructiva,
cuando Loki fue llamado Sataere,
Saturno y Ladrón
de la Emboscada.
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