LOS ELFOS
Odín, conductor de todas las empresas,
proporcionó
inteligencia sobrehumana
a estos seres
provechosos y benignos,
conocidos desde
siempre como elfos.
No hurgaron las
cavernas del planeta
ni la mansión de
los enanos negros
ubicada muchos
metros bajo tierra.
Jamás
monopolizaron oro y plata,
porque además de
ser bellos y reinar
en las oquedades
etéreas,
preferían
cultivar plantas y flores,
divertirse con
pájaros y mariposas
o danzar sobre
la hierba humedecida
bajo los rayos
de la Luna llena.
Antiguamente
fueron dominados
por el emperador
de los enanos,
con su consorte Titania,
en la mágica Tierra de las Hadas.
En ciertos momentos
visitaban
los domicilios
humanos,
trenzando crines
y colas de caballos,
juego conocido
como nudo de los elfos.
En Alemania y en
toda Escandinavia
las familias,
sin distinción de clase,
hacían ofrendas
buscando sus favores.
Vivían y morían
entre los árboles
que cuidaban con
devoción entrañable.
Conocidos como Doncellas del Musgo,
eran graciosos y
totalmente huecos,
igual que un
nicho mirado desde atrás.
Los proscritos
mostraban su confianza
arrojando
efigies de madera verde
por la borda de
sus embarcaciones,
mientras iban
con rumbo venturoso
hacia los
puertos de la ignota Islandia.
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