viernes, 21 de febrero de 2014

Del libro "Poemas escandinavos"



BRAGI

Al dios de la oratoria, la música y el canto
le gustaba seducir al mundo con sus notas.
Nacido en una cueva rodeada de estalactitas,
los elfos lo dotaron con un laúd de oro
antes de lanzarlo a los mundos exteriores.

Mientras surcaba la oscuridad subterránea
a través del imperio de los enanos negros,
el pequeño se irguió para entonar
las más bellas canciones de la vida,
que a veces levantaba hasta los cielos
o interpretaba en el reino de los muertos.

Pero el barco fue arrastrado luego
por una marejada que viajaba al Sol,
sin poder alcanzar la tierra firme,
y Bragi se fugó, volviendo al mundo
para diseminar su música y su canto
por un sencillo y silencioso bosque.

Ante el sonido de sus acordes
los árboles volvieron a reverdecer
sobre la hierba transformada en flor.
Luego halló la que sería su amada,
diosa a quien los enanos permitían
llegar hasta los bordes de la Tierra
cuando lucía su mejor aspecto.

Fueron recibidos por Odín en Asgard,
quien trazó las Runas en la lengua
de Bragi, declarándolo juglar
de los cantos más lúcidos y excelsos,
favorables a los dioses y a los héroes
que ascendían triunfantes a Valhalla.

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