LOS GIGANTES DEL
HIELO
Cuando Ymir, primera criatura viviente,
cayó muerto
contra el suelo helado,
la descendencia
se ahogó en su sangre,
salvo la pareja
que huyó hacia Jötun-heim,
convirtiéndose,
después de radicarse,
en padre y madre
de la estirpe gigantesca.
Célebres por su
apetito y su tamaño,
fueron rivales y
oponentes de los dioses,
y aunque
versados en métodos pretéritos,
casi siempre
eran vencidos en batalla.
Temían
especialmente a Thor,
quien solía
derrotarlos diariamente
con su martillo Miölnir.
Desfiguraron el
planeta con sus pies
pisándolo mientras
estuvo blando,
y formaron los
ríos con las lágrimas
de sus esposas
tristes.
Personificaban
las rocas y la nieve,
el hielo y el
fuego subterráneos.
Se movían de un
lado para otro
cargando tierra
y arena en lo profundo,
para esparcirla
por todos los lugares
de sus vastas
regiones congeladas.
Poseían un barco
tan enorme
que el capitán
patrullaba la cubierta
cabalgando sobre
un brioso caballo.
Su cordaje era
tan largo y sus mástiles tan altos
que los marinos
trepaban imberbes a las cofas,
y bajaban de
regreso con el cabello cano.
Los gigantes
vivían de mar en mar
y de montaña en
montaña
por los rocosos
territorios nórdicos,
en tanto los dioses,
sin piedad,
no los vencieran
en algún combate.
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