martes, 18 de diciembre de 2012

Del libro "Patente de corso"



EL CATARRO DEL MESÍAS

El Mesías está inquieto.
¿Qué le acontece al Mesías?
Bufa. Se enfurrusca. Vocifera.
Grita. Señala. Estigmatiza. Amenaza.
Sus apóstoles lo traicionan
y él traiciona a sus apóstoles.
Luce fatigado. Rencoroso.
Vengativo. Despechado.
Sus ojos brillan. Se desencaja su rostro.
No puede conciliar el sueño.
Su corazón palpita aceleradamente.
Promete. Garantiza. Bendice. Maldice.
Se arrodilla. Jura por el Altísimo.
No descansa. Se contiene. Sonríe.
Se limpia el sudor con un pañuelo.
Se suena las narices.
¡Cómo se acicala el Mesías!
Se coloca el saco. La corbata.
Se los quita. Se pone el sombrero.
La camisa blanca. La camisa roja.
La camisa azul. El poncho.
Las gafas. El pantalón.
Cabalga como un beduino.
Doma caballos. Hace turismo.
Viaja al Norte.
El Mesías no tiene amigos.
Tiene áulicos. Peones. Haciendas.
Ejércitos. Esposa. Hijos.
Apoyo del Mesías Mayor.
Entonces,
¿qué le acontece al Mesías?
Es honoris causa. Muy ilustre.
Muy activo. Duerme poco.
Trabaja mucho. No se da tregua.
Es piadoso (casi un santo).
Sus discípulos desconocen
qué le acontece al Mesías.
El Mesías está triste. Alegre.
Meditabundo. Reflexivo. Optimista.
Seguro. Decidido. Exultante.
Acepta sólo un camino para salvar su rebaño.
Lucha por el bien general.
Alimenta su espíritu con ejercicios de yoga.
¡Es impresionante el Mesías!
No tiene igual. Es irremplazable.
Único. El mejor. El más noble.
El más Puro. Generoso. Correcto.
Pacífico. Honesto. Ecuánime.
Por eso me pregunto:
¿Qué le acontece al Mesías?
Ignora la megalomanía.
La idolatría. La mitomanía.
La cleptomanía.
La hipocresía y las demás ías.
También el fanatismo.
El exhibicionismo.
El armamentismo.
El intervencionismo.
El servilismo y todos los otros ismos.
Sus consejeros no entienden
qué le acontece al Mesías.
Carece de frustraciones.
De omnipotencia. De impotencia.
De hipertrofias. De egocentrismo.
De narcisismo. De vileza.
De perversidad.
Le repugnan los homenajes.
Las gratificaciones.
Los aplausos. Las exaltaciones.
El reconocimiento.
No se presume bello.
Inteligente. Seductor.
Autosuficiente. Predestinado.
El Mesías practica la humildad.
La pobreza. La justicia.
El desprendimiento. La modestia.
La tolerancia. La generosidad.
El respeto. La ecuanimidad.
Las Obras de Misericordia.
Tiene capacidad para amar.
Capacidad de entrega. De sacrificio.
Le repugna utilizar la gente para fines personales.
Para alcanzar propósitos.
Mucho más caminar sobre cadáveres.
Jamás niega la realidad.
Es un visionario. Un profeta.
Un elegido de Dios.
Nunca se obnubila.
Su conciencia es limpia como agua de manantial.
Como el cuarzo virgen.
Como el cielo azul.
Como el lirio silvestre.
Como la Divinidad.
Sus parientes se preguntan
qué le acontece al Mesías.
Detesta la trampa. La mentira.
La trapacería. El compadrazgo.
El nepotismo. El despotismo.
La desaparición forzada.
La tortura. La motosierra.
El asesinato.
Respeta los Derechos Humanos.
Los principios Constitucionales.
Las diferencias ideológicas y políticas.
Las leyes establecidas.
La libertad de pensamiento.
La tranquilidad.
¡Es maravilloso el Mesías!
Apoya el arte. El conocimiento.
La ciencia. La cultura. La educación.
La autonomía. La independencia.
El empleo. La equidad.
Pero el Mesías está inquieto y no se sabe por qué.
Descubramos de una vez
qué le acontece al Mesías:
–¿Sufrío un infarto cardiaco?
–¡No señor!
–¿Es víctima de algún cáncer?
–¡No señor!
–¿Le contagiaron el sida?
–¡No señor!
–Entonces, ¿qué le acontece al Mesías?
–¡Es que sencillamente lo acatarró el Poder!

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